miércoles, 22 de febrero de 2017

Abogado Vs. Fiscal - Ver y oír una imagen


En la última sesión hemos realizado una actividad en la que teníamos que situarnos en el rol de abogado (a favor) y fiscal (en contra) en torno a unas propuestas de trabajo dentro del aula con alumnos de ESO y Bachillerato.

George Grosz - Metrópolis (imagen que nos sugieren )
En mi caso me toco interpretar el papel de fiscal, y lo agradezco, porque de verdad veía ciertos aspectos donde flojeaba la actividad que se nos adjudicó a nuestro grupo. A rasgos generales, y porque mi compañera es quien por estar a favor más explico la actividad, yo la resumiré de la siguiente manera. Consiste en tomar una obra (ya sea abstracta o realista) y a partir primero de una lectura y análisis (lo que comunica, los sentimientos que transmite, su composición...) atribuirle después una serie de sonidos que describan eso mismo que quería transmitir (Ej. gritos de lamento si la obra la enmarcamos en periodo de guerras). Esto se realizaría en una sesión, pero luego consta de una segunda parte más extensa donde a través de un programa informático y por grupos, deberán realizar una composición en función de la obra que se les asigne.

Y ahora, mi reflexión personal en contra de dicha actividad. Para empezar, no sé muy bien a donde se pretende llegar con dicha actividad o que objetivos pretende abordar de manera realista. Si bien es cierto que el análisis y la lectura de imágenes es parte del currículo, pero quizá la manera no sea la más adecuada. El arte está estrechamente relacionado con la música, pero crear una especie de cacofonía no me parece lo más adecuado, yo más bien, si se quiere enfocar mediante esta conexión música-arte, les pediría que buscarán la banda sonora de dicho cuadro entre música ya existente (ya sé que se pretende aprender a utilizar las TIC, pero el resultado en este caso deja mucho que desear).

La actividad piloto realizable en una sola sesión puede ser más interesante que la parte del proyecto extenso, pero también tiene diversos peros. En el texto de donde se extrae dicha actividad, el autor crea una especie de guion con las posibles preguntas que hacerles a los alumnos y como estos responderían. Me parece un poco ridículo pensar que la respuesta del alumnado sea tan participativa y correcta, pues lo más seguro es que se te vaya de las manos, te toreen y algunos alumnos más tímidos se sientan incómodos. Y la parte final, la de atribuir un sonido al cuadro se plantea asignando un sonido y un sentimiento a cada alumno, para que después lo realicen entre todos a la vez. Mi punto de vista es el mismo que en la primera parte, se lo van a tomar a risa y sin seriedad, no aporta nada concreto y ciertos alumnos van a sentir cierta presión de grupo. Yo misma preguntaba al resto de mis compañeros si a ellos mismos les apetecería haber realizado dicha tarea, y no se les veía muy entusiasmados.

La parte del proyecto más extenso tiene un problema de raíz, evidentemente su extensión, y se que suena redundante, pero utilizar 8 sesiones en total (con posibilidad de extenderse en clases más numerosas) me parece excesivo, pues realmente no van a aprender nada aplicable al futuro y no creo que sea ni motivador (a la persona que creo dicha actividad le puede parecer muy estimulante, pero yo, con una edad más cercana a la de los alumnos de la ESO, me parece bastante pesada). Si se quiere plantear mediante música, como ya dije, pueden buscar música ya existente, lo cual también supone un periodo de información y una argumentación por parte de los alumnos, así como el análisis previo de la imagen (lo que nos permitirá acortar sesiones y pasar a otros contenidos del currículo). Pero, ¿es necesario plantear la unión en este caso con la música? Si es interesante, pero no si supone tantas sesiones, por lo que se pueden hacer lecturas de imágenes que sugieran a posteriori otro tipo de actividades como fotomontajes, collages, etc...

Hay otros aspectos que creo que no funcionan, que tienen ya que ver más con la parte metodológica y la evaluación. Incluso el escritor de dicha actividad sabe que es difícil saber si todos los miembros de un grupo participan y no tiene una solución muy concreta. Y en cuanto a la evaluación me falta algún tipo de rúbrica que permita evaluar del 1 al 10 la nota resultante de dicho mini-proyecto de la manera más objetiva posible (aunque presupongo que los profesores que lo lleven a cabo si la crearían).

Como conclusión: el trabajo mediante proyectos y más en una asignatura como la nuestra, Artes Plásticas y Visuales, me parece imprescindible y necesario, pero múltiples proyectos y dinámicos, no tan extensos como el que aquí se menciona. Y, por otro lado, la innovación está bien, pero debería ser más cercana a la realidad y las posibilidades de éxito mediante su uso (recursos, alumnado, tiempo...).

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