El Blending Learning se traduciría como aprendizaje
semipresencial, y por ello entendemos que hay varias tipologías dentro del
mismo, es decir, diversas combinaciones (distribución horaria en el aula y
fuera de ella) para llevar a cabo esta metodología satisfactoriamente.
El B-learning posee otras posibles traducciones como
por ejemplo aprendizaje mixto, aprendizaje combinado y aprendizaje híbrido,
pero todas estas terminologías tienen un punto en común: combinan las dinámicas
presenciales dentro del aula con el trabajo autónomo online que se plantea. La
siguiente imagen concreta bastante bien cuáles son los pilares fundamentales de
este modelo de aprendizaje (la imagen está en inglés, pero creo que se
entiende).
Es decir, en la imagen vemos como este modelo pretende
combinar lo más puntero de la enseñanza cara a cara (face to face), con las ventajas de una enseñanza online. De esta
manera se busca conseguir un sistema sostenible de enseñanza que produzca los
mejores resultados, casi casi, a coste cero (pero esto puede degenerar
evidentemente, centrarse en aspectos económicos puede acabar desvirtuando uno
de los pilares básicos del sistema, la educación). Pero sería interesante ver
hasta donde se puede llegar, sería interesante saber equilibrar esta balanza,
pues supondría saber lidiar de una manera más clara con el boom de las nuevas
tecnologías y la sociedad actual, pudiendo la educación generar un uso más sano
de las tecnologías en las generaciones venideras.
Pero estos pros y contras dejémoslos para más
adelante. Este modelo, al separarse en dos vertientes, pretende crear un clima
más positivo dentro del aula, es decir, se pretende poder dar un feedback a todos los alumnos que cursen
este modelo para poder reforzar ciertos aspectos que de manera autónoma podrán
trabajar. El profesor pasa a ser el coach que busca el máximo
rendimiento de sus alumnos. Ya que el profesor podrá realizar un seguimiento de
las actividades online propuestas a sus alumnos, es lógico pensar que esto
facilitará al profesor la evaluación, pudiendo tomar medidas mucho antes en
caso de necesitarlas.
La parte web, u online de esta dinámica mixta de
trabajo combina el material físico con diversas webs, videos o demás contenido virtual
que refuerzan y potencian los contenidos vistos en el aula. De esta manera se
pretende motivar a los alumnos, o al menos intentarlo. Algunas de las
experiencias más experimentales e "innovadoras" hacen uso de diversas
herramientas online de plataformas como Facebook, pero, remarco que he escrito
innovadoras entrecomillado, y esto tiene un motivo. ¿Pueden ser útiles este
tipo de espacios virtuales? Sí, pero, su impacto a corto y largo plazo dentro
de la sociedad está aún por ver, de modo que, no digo que no se usen, pero
quien decida usar estas herramientas, que lo haga con determinación y con
criterio.
Por si os interesa y para que tengáis un poco más de
información, comentaré los 4 modelos básicos que pueden desarrollarse si se
sigue esta metodología:
- Modelo de rotación: la dinámica y las actividades están diseñadas de tal modo que parece como si se divide el curso en diversas estaciones de trabajo por las que los alumnos (individualmente o en grupo) van pasando hasta completar el curso. Este modelo aún depende mucho de la parte presencial.
- Modelo Flexible: la parte de mayor peso es el contenido en línea y las actividades online, permitiendo que los alumnos flexibilicen el tiempo y el espacio para adaptarse mejor así a sus necesidades específicas.
- Modelo a la carta: permite cursar algunas asignaturas online y otras presenciales de manera complementaria. Las tutorías por parte del profesor serán las que garanticen el éxito.
- Modelo virtual enriquecido: este modelo es casi 100% online, de no ser porque se pactan algunas sesiones de tutoría para mantener el control del curso.
Ya que se me han ido escapando algunas pequeñas pegas,
será mejor que para finalizar exprese mi opinión sobre este modelo. Como
siempre en la vida, todo tiene dos caras opuestas, y este modelo no iba a ser
menos. No es oro todo lo que reluce, pero tampoco hay que dejarlo atrás. Poder
suministrar contenidos online a los alumnos me parece no sólo bueno, sino casi
necesario (ya todos conocemos profesores que no ceden sus apuntes ni hartos de
vino, y creo que coincidimos en que no nos gusta ese tipo de profesor). Ahora
bien, usar plataformas online, sí, pero siempre y cuando este guiado por el
profesor (material y contenido revisado por este para garantizar el éxito).
Supongo que este es el momento para mencionarlo, en esta breve asignatura se
nos planteó usar Facebook (en mi caso no tengo), pero el uso que se le dio no
me parece tan grandioso como para relegar Moodle a un segundo plano (lo mismo
se podía hacer sin recurrir a las redes sociales). Evidentemente otro punto
positivo es la flexibilidad, pero nuevamente con "peros". La
flexibilidad es muy útil en la educación para adultos o a otros niveles. Si
cada vez se vuelca más peso en la parte online, algunos alumnos se
desengancharán del sistema (pasándose de flexibles), pues a edades más
tempranas una cosa es motivar y otra muy distinta es ceder responsabilidades a
la web. En definitiva, y como ya he defendido en entradas anteriores, la clave
sigue siendo la vocación por parte del docente; cualquier modelo de enseñanza
(más "clásico" o más actualizado) fallará si quienes fallan ya de
entrada son los propios profesores.
Para acabar, si buscas Blending Learning en Google
Imágenes, saldrá la siguiente imagen del párrafo anterior de una batidora. Puede que una batidora no
haya sido el ejemplo más acertado para representar el B-learning, no todo lo
que se mezcla en una batidora "sabe bien".
Gracias si leíste esta última parrafada. Comentad por favor.
Aquí os dejo algunos enlaces:
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